27/05/2020 El Informe Brundtland es un documento que enfrenta y contrasta la postura del desarrollo económico actual junto con el de sostenibilidad ambiental, realizado por una comisión encabezada por la doctora Harlem Brundtland, ex-primera ministra noruega en 1987 para la ONU, con el propósito de analizar, criticar y replantear las políticas de desarrollo económico globalizador, reconociendo que el actual avance social se está llevando a cabo a un costo medioambiental alto. En él se establece que el desarrollo sostenible se basa en tres factores: sociedad, economía y medio ambiente.

En la situación de pandemia que estamos viviendo está primando el factor sociedad, es decir, el principal objetivo es minimizar la mortalidad y reducir los contagios.

Conforme la COVID-19 está siendo controlada en los diferentes países, los titulares en los medios de comunicación y las conversaciones en la calle se llenan de preocupación sobre la economía y la crisis financiera que se nos viene encima.

Siendo estos dos puntos primordiales, no podemos dejar de lado el tercer factor: el medio ambiente. Principalmente, porque podríamos considerarlo la base sobre la que se sustentan los otros dos. Nuestra supervivencia y nuestra economía dependen de la Naturaleza y de los recursos directos e indirectos que esta nos aporta. Por ello, noticias como las aparecidas en los últimos días nos deben hacer reflexionar y cambiar de actitud:

UNA PESCADORA DE LA GOMERA DENUNCIA LA APARICIÓN DE GUANTES Y MASCARILLAS EN EL MAR DURANTE LA PANDEMIA

GUANTES Y MASCARILLAS, LA NUEVA BASURA DEL MAR QUE PREOCUPA A LOS PESCADORES

EL RESURGIR DEL PLÁSTICO POR CULPA DEL CORONAVIRUS

Todos los residuos empleados para los equipos de protección individual (EPI) del personal sanitario -que no se reducen a las mascarillas, guantes y batas si no que también incluye piezas de respiradores y ventiladores, jeringas de policarbonato, tubos médicos de PVC, bolsas de sangre…, -no pueden ser reciclados y su destino será bien vertederos o bien incineración. Pero es importante que sean así gestionados y que no acaben por las calles, parques, entornos naturales o masas de agua porque, además del propio material y su tiempo de biodegradabilidad, hay que sumar que, como los filtros de las colillas del tabaco, esos materiales pueden retener cierta carga vírica (que puede permanecer hasta 7 días en la superficie del EPI) que no hace sino contaminar el entorno natural.

Por desgracia, no hay que pensar que es un problema del mar o de las grandes ciudades. En Ejea, en nuestras calles y parques, se están viendo cada vez con mayor frecuencia, mascarillas y guantes tirados.

Seamos personas cívicas y responsables por el bien general y porque JUNTOS PODEMOS CAMBIAR LAS COSAS.

 

 

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